viernes, 11 de febrero de 2011

Matemáticas

Aunque de niño se me atragantó el cálculo mental de los deberes, recuerdo que algo más tarde empecé a disfrutar de los enigmas de las ecuaciones y con la presencia, en las fórmulas, del infinito.
Descubrí en la adolescencia las aves de Nazca y en mi juventud primera apliqué a sus largas y rectas plumas la sucesión de Fibonacci, esperando quizá con ello encontrar, en el papel, una estructura natural y matricial donde la vida sólo me ofrecía sillas desfondadas.

Revoluciones (árabes)

A las realidades óseas le corresponden voluntades líquidas.

Y al Estado líquido...¿solo le corresponde el espesor de la malla hegeliana?

sábado, 5 de febrero de 2011

Firmar


Nunca firmo mis dibujos, en raras ocasiones firmé, durante décadas, mis cuadros, solo por obligación o por compromiso; me limito a escribir mi nombre detrás, junto con la fecha.
Siempre he creído, quizá por un exceso de purismo, que firmar es manchar el espacio con-“sagrado” , ¿"aurático"?
Una obra sobrepasa al autor y este, al firmar, solo mancha con vanidad rastrera un flujo que solo modestamente tiene que ver con él.

En las demás situaciones de la vida he ido simplificando mi firma, hasta falsear el propio acto en una suerte de gesto-simulacro, en un trámite llevado a un extremo indolente. Con el tiempo se ha hecho un casi-nada veloz, sintética, minimalista. Como substitución de mi deseo: que mi firma fuese un espacio en blanco.

Ayer, por la mañana, en el banco fui incapaz de firmar “con seriedad”. La empleada, con indisimulada acritud, me pidió que repitiese la firma; era inválida, no se correspondía con "mi" firma. Repetí obediente y volví a fallar.
Más tarde fui a recoger un título en una universidad, esta vez estaba advertido y sin embargo fui incapaz de “terminar” su ejecución sobre la cartulina, en un mediocamino entre la casi-nada actual y la abigarrada firma de mi juventud.
Caídas las iniciales paternas solo se ha mantenido la letra primera, la omnipresente “a”, como germen y hueco inicial, que lucha por desplegarse, ahora como elipse barrada.
De hecho, en secreto, en casa, tras el largo viaje de vuelta, de madrugada, con pericia de dibujante, “acabé la firma”, con una media elipse, como si cometiera un pequeño crimen inconfesable.

Si no temiera el “qué dirán”, en ocasiones, me sentaría, en este acto ridículamente solemne y burocrático, a dibujar: rodear la “a” fundamental, con un acerico vuelto del revés, un espino de despliegue elíptico y barrado. Para acabar, algún día, por romper la cáscara calcárea y volar.

jueves, 3 de febrero de 2011

La Dispersión

El acto circular, el pensamiento curvo, en bucle. El mismo dibujo repetido indefinidamente, los motivos aparecidos una y otra vez: acerico, devenido mandala y mantra, quiste y batir de alas. Acerico vuelto del revés, caparazón espinoso, espino persistente.

Por otro lado la dispersión; nebulosa de líneas de fuga y espacio para una silla vacía.

sábado, 29 de enero de 2011

Encuentros

Varios encuentros extraños esta semana. Sintetizo dos de ellos sin solución de continuidad: Un esqueleto humano, a pedazos, en el armario del seminario de dibujo donde trabajo. A mí mismo y a M. en un vídeo sobre Papasseit en el Centro de Arte Santa Mónica.

sábado, 22 de enero de 2011

Despojo

Cómo es posible que un despojo devenga persona, cómo es posible que una persona devenga despojo.

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Tiempo laminado, en finas capas, en un carpaccio para ser servido a nadie. Láminas transparentes de un cuerpo grueso, roto a pedazos.

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viernes, 21 de enero de 2011

Música

Música de trabajo de enero:
Mato un humor de perros con Louis Armstrong; luego, parto mi rigidez calcárea con Charlie Parker.
Si hay suerte llego a J. S. Bach, demasiadas raíces echó ya, es preciso licuar, más allá del Piet Mondrian del Broadway Boogie Woogie.

...

Si impera el despojo, empero, recurro a H. Purcell.