domingo, 1 de mayo de 2011

Altos Vuelos

La vida de muchos se me antoja un vuelo fatuo. Un enorme dispendio de energía para un vuelo que en muchas ocasiones  es, sin consciencia de ello, a ras de suelo.
Atrapados, en un sinnúmero de veces, en una tela de araña poderosa, omnipresente, casi invisible. Nuestra propia cárcel, entrada y salida de los que más queremos, construida a lo largo de nuestras vidas, habitantes de túneles oscuros que nosotros vemos como cielo limpio.
Ícaros más que Dédalos, Angelus Novus de Paul Klee, huracanados y cegados de luz.
A lo sumo, es nuestra intención, nos cubrimos con la capa heroica de Otto Lilienthal y exhibimos con la máxima humildad posible nuestra voluntad de avanzar, de crecer, de volar con algo más de lucidez, sin quemarnos, sin quemar  a los que queremos, amamos o a los que no;  sin precipitarnos en el lodo, en el océano oscuro de la idiotez.