domingo, 29 de julio de 2012

Comprender, no Siempre


Me he pasado la vida intentando “comprender” desde lo “racional” o desde una pretendida “intuición” sin darme cuenta que, en ocasiones, hay que saber “pararse”; porque ya no hay más tierra que horadar ni más horizonte que ver, porque seguir insistiendo significa no vivir y continuar solo lleva a enredarse en la malla del pensar en bucles sin fin.
Ni todo lo real es racional ni todas las corazonadas sirven.

Encuentro en Lacan el siguiente texto que recojo a retales:

“En todo lo que concierne a la aprehensión (...) existen dos peligros.
El primero consiste en no ser bastante curiosos. Enseñamos a los niños que la curiosidad es una reprobable falta, y en conjunto esto es cierto: no somos curiosos, y no es fácil provocar este sentimiento de manera automática.
El segundo peligro es comprender. Comprendemos siempre demasiado, (...). La mayoría de las veces, nos equivocamos. (...) A partir del momento en que uno deja de exigirse un extremado rigor conceptual siempre encuentra la manera de comprender; pero nos quedamos sin brújula; no sabemos dónde partimos ni a dónde queremos llegar.

Lacan, Seminario II


Salar de Uyuni + Rita McBride/MACBA


miércoles, 25 de julio de 2012

El Veranito de Kali


Kali parece furiosa y sonriente a la vez. Las cabezas de su collar se balancean al ritmo acelerado de su piel. El sudor de sus pies derriten hoy a la mismísima Groenlandia.

La negra noche cubre de ceniza la tierra de mis orígenes, de mi familia. Los nombres de los pueblos arrasados que voy oyendo gotear uno a uno en los medios corresponden a las cunas de mi intrahistoria familiar: Terrades, Darnius...; L'Alt Empordà arrasado por el fuego y tocado por el dedo de la muerte, hasta las puertas de la casa de mis padres, en la frontera.
Mientras, todo el sur de Europa parece agonizar a fuego lento bajo el Baile de Muerte del Casino Mundial. Oigo las viejas botas del Reich, renovado aborto del capitalismo enfermo, volver a marchar y pienso en el futuro luminoso que nos espera: Seremos, si nos portamos bien y obedecemos, dentro de muchos años, Miami.
Paralelamente, muy posiblemente, en septiembre, mi trabajo de profesor en un instituto público desaparecerá. La pobreza se enquista y nos aleja de una vida digna.
Caso a parte; mi piso de Barcelona, deja de ser un hogar y se convierte, por circunstancias que no relato, en un pequeño cementerio.
Día a día intento frenar la ruina; pinto y restauro, puertas y armarios...leo con disciplina y pasión, voy a trabajar a mi estudio, me abrazo a la “poiesis”, como un bebé a su madre. He dejado de ser joven; pero creo en la resistencia, en la lucha del guerrillero, en red o en solitario, del día a día, como forma de vida.

Kali va y viene, como el viento. Un desertor vale menos que las piedras que pisa. Solo nos queda cubrirnos de hibiscus y creer en la vida como las raíces vivas de una selva cortada por la necedad, a punto de parir.



domingo, 8 de julio de 2012

En torno a la Metamorfosis de Kafka

Existe un momento, quizá inapreciable, en que la membrana de la “normalidad” del hogar, o de cualquier sociedad, implosiona; situación a situación, día a día, palabra sí, palabra no. Hasta que el lenguaje, los cuerpos y los silencios se retuercen y se entretejen en la malla de la locura. Delirio donde la incomunicación, la violencia, las “apariencias guardadas” y el mismo absurdo, pasan a ser vectores que lo atraviesan todo.

El absurdo delirante todo lo permea y alcanza, incluso, los gestos dulces y saludables. Una silla deja de ser una silla y es siempre otra cosa. Un hijo deviene un ser nauseabundo ante el cual la familia no puede dejar de descargar su asco, agresividad, vergüenza o desprecio. Gregor Samsa, del día a la mañana, se transforma en un “extraño” en casa. Un “otro” que en la hipérbole kafkiana tiene rostro monstruoso. Un insecto.
Los cubículos de la casa son dependencias del infierno terrenal de nuestra querida modernidad (de la que somos decadentes apéndices). Ya solo le queda volar o morir bajo el zapato despótico.
 ¡Dichosos los fuertes y los alados!





Kafka/Vesturport/pintura, 2012
  

sábado, 7 de julio de 2012

El Buen Nauta en el Campo de Higgs

A estas alturas, en estas horas de nubes bajas y oscuras, uno "mantiene" más claro aún, que ha de ser  Dédalo, no Ícaro. Más que nada porque las alas son un ingenio del padre y la caída, estúpida y trágica responsabilidad del segundo.

Pongamos que el cielo azul griego es el campo de Higgs. Supongamos que las alas de cera y plumas de Dédalo e Ícaro no son más (y lo son) que partículas, básicamente fermiones, que interaccionan con dicho campo de bosones aportándoles la masa que precipita al incauto al mar; que inversamente, eleva y hace libre al buen nauta.


Mediterráneo, 2012