miércoles, 22 de junio de 2011

Punto y Final

Poner punto y final no es decisión fácil. Las estructuras tienden a oxidarse bajo su propio peso y los delgados raíles sobre las que circulan devienen, con el tiempo, murallas y diques.
Un final de ciclo siempre nos lleva a la impresión de arribar a un acantilado enorme.
Más allá: para los pesimistas y cobardes, el abismo de lo desconocido, la selva oscura, el desierto estéril; para los optimistas e ingenuos, el país de las mil maravillas; para los frívolos, el parque temático, el desfile de novedades; para los hombres y mujeres libres, preñez de posibilidades tras la pérdida asumida y necesaria.
Todo sistema, gobierno o pareja tiene vocación de torre de Babel y toda edificación mal fundamentada tiende a implosionar, a desmoronarse sobre su propio eje.
Pero en muchas ocasiones es necesario, además, un golpe sobre la mesa, un decir "basta" para que la caída sea clara y limpia.

domingo, 12 de junio de 2011

Auriga

Uno puede esperar con ansia la noche para irse a morir, perdón,  dormir.
Uno puede desear el último día de su vida para irse a dormir, perdón,  morir.
Los hay, en cambio, que andan estresados, para así llenar con tensión lo que la pasión no alcanza.
Otros son adictos a la pasión y los amoríos, cuando en realidad nunca quisieron, en verdad, a nadie más que a sí mismos.
Algunos solo pueden vivir en su sufrimiento en llama viva, como si ello justificase, perdonase o aplazase el aceptar su verdadera herida.
Muchos pretenden vivir en la espuma de la brisa, como si vagar en la frivolidad eximiese de cavar, día a día, su propia fosa.


Se trata pues de ser auriga, ya no vagar o cavar, sino cabalgar caballos propios, para devenir, entonces sí, libres.