Cuando nacemos ya empezamos a morir.
Habitamos una isla entre dos nadas. Un océano de pequeños maremotos
para archipiélagos frágiles.
Mar remoto tan cercano. La Muerte nos
abraza mientras dormimos, acunados en la tragicomedia de un extraño
espejismo. Vivimos subidos a una patera, protegidos tan solo por
nuestra ceguera.
Los sueños son siempre frágiles. Un
arañazo yihadista o un accidente en el asfalto. El velo se rompe.
Rasgar la materia de la más delgada de las burbujas. Quebradero de
cabeza. Neurosis de día festivo. La vida anda quebrada o no es, y si
es, es que habitamos la imbecilidad.
Idiota es aquel que no sabe que de la
muerte solo le separan sus vestiduras: Caverna o espejo vertical.
C. D. Friedrich + cráneo líquido |