domingo, 1 de mayo de 2011

Altos Vuelos

La vida de muchos se me antoja un vuelo fatuo. Un enorme dispendio de energía para un vuelo que en muchas ocasiones  es, sin consciencia de ello, a ras de suelo.
Atrapados, en un sinnúmero de veces, en una tela de araña poderosa, omnipresente, casi invisible. Nuestra propia cárcel, entrada y salida de los que más queremos, construida a lo largo de nuestras vidas, habitantes de túneles oscuros que nosotros vemos como cielo limpio.
Ícaros más que Dédalos, Angelus Novus de Paul Klee, huracanados y cegados de luz.
A lo sumo, es nuestra intención, nos cubrimos con la capa heroica de Otto Lilienthal y exhibimos con la máxima humildad posible nuestra voluntad de avanzar, de crecer, de volar con algo más de lucidez, sin quemarnos, sin quemar  a los que queremos, amamos o a los que no;  sin precipitarnos en el lodo, en el océano oscuro de la idiotez.

3 comentarios:

  1. Muchas veces uno mísmo no es capaz de observar la tela de araña en la que se encuentra emmarañado y por el contrario le es más fácil observar las trampas que se autogeneran los otros.

    Es cierto que muchos vivimos en paraísos artificiales, y que creemos ser felices en ellos...aun siendo falso los vivimos como auténticos. Está bien que haya gente cerca que nos advierta de los peligros de los Altos Vuelos,,,quizás sea cuestión de tiempo en que muchos ïcaros se den cuenta que siempre es mucho más fructifero un vuelo más arrás de suelo.

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  2. Tampoco hay que caer en el error de esperar a un "chamán" que nos abra los ojos de nuestro vuelo idiota.
    Nosotros, ante todo, debemos ser nuestro patrón.

    Entonces sí seremos libres y el vuelo será posible.

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  3. Quizá una vía posible es la de navegar como los griegos. Nunca se alejaban de la costa, seguían su línea.

    Ulises e Ícaro (?)

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