Poner punto y final no es decisión fácil. Las estructuras tienden a oxidarse bajo su propio peso y los delgados raíles sobre las que circulan devienen, con el tiempo, murallas y diques.
Un final de ciclo siempre nos lleva a la impresión de arribar a un acantilado enorme.
Más allá: para los pesimistas y cobardes, el abismo de lo desconocido, la selva oscura, el desierto estéril; para los optimistas e ingenuos, el país de las mil maravillas; para los frívolos, el parque temático, el desfile de novedades; para los hombres y mujeres libres, preñez de posibilidades tras la pérdida asumida y necesaria.
Más allá: para los pesimistas y cobardes, el abismo de lo desconocido, la selva oscura, el desierto estéril; para los optimistas e ingenuos, el país de las mil maravillas; para los frívolos, el parque temático, el desfile de novedades; para los hombres y mujeres libres, preñez de posibilidades tras la pérdida asumida y necesaria.
Todo sistema, gobierno o pareja tiene vocación de torre de Babel y toda edificación mal fundamentada tiende a implosionar, a desmoronarse sobre su propio eje.
Pero en muchas ocasiones es necesario, además, un golpe sobre la mesa, un decir "basta" para que la caída sea clara y limpia.
Mmmmm, perque no escrius més???? és una pena no llegir-te més sovint!
ResponderEliminaruna abraçada.